Sal de la tierra
Mateo 5:13
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
¿Que seria de nosotros sin este condimento tan importante para la cocina que da sabor y nos sirve para preservar?
Jesus hablo estas palabras a sus discípulos diciéndoles que son la sal del mundo, en aquellos días la sal era la única manera de preservar los alimentos. De esa misma manera nosotros los cristianos estamos llamados a causar este efecto en la tierra; de preservar, de ser deseables ya que tenemos el único y verdadero mensaje que puede liberar al hombre de la corrupción, el pecado y regalarle una vida eterna.
Así como la sal sazona y da gusto a las comidas, así mismo vidas Cristo céntricas y santas también son ejemplo para atraer a los demás a Cristo. Los de afuera deben notar un gozo y contentamiento deseable para sus vidas, anhelar la cualidades y la satisfacción que solamente podemos experimentar por medio de una relación con Jesucristo.
También quiero mencionar que la sal no solo preserva sino que sana; así el evangelio y la palabra de Dios también sana, purifica y santifica. Cuando tomamos un tiempo para escuchar a los demás y lo que padecen es la oportunidad perfecta para compartir las buenas nuevas de salvación que trae la sanidad espiritual y la luz a aquellos que están en tinieblas en pecado y sin esperanza.
¡Hermanas que gran privilegio es ser seguidoras de Cristo y la sal de este mundo!
Jesus nos advierte que no perdamos esa sal, si perdemos la sal en nuestras vidas y nos volvemos tolerantes al pecado y a la corriente del mundo; entonces seremos tal y como es el mundo. Mantengamos firmes, arraigadas en Cristo y su palabra para que nos libre de toda tentación.
Sobre la autora
Gina Castro de Cepeda, salva por gracia. Felizmente casada con Francisco Cepeda – Kalaf desde 1993, madre de 3 hermosas hijas adultas que aman al Señor Kiana, Kiara y Kira. Aunque sus raíces están en República Dominicana, Gina vive en el Norte de Virginia desde 2001. Apasionada por enseñar, ayudar y discipular a otras mujeres en la Palabra de Dios, junto con otras hermanas, formaron el ministerio Leyendo Juntas. Actualmente Gina es alumna del Instituto de Integridad y Sabiduría y se congrega en la Iglesia IBGE en Dumfries, VA.