Siempre pienso en las palabras de Jesús cuando nos manda a ser como niños, aún más ahora con los dos pequeñitos que Dios me ha dado para discipular.
Hace poco conversábamos de como íbamos a empezar a cortar el azúcar porque esta puede traer muchos problemas de salud. Entre tantas conversaciones uno de ellos escucho decir que el azúcar puede ser causante de cáncer o abonar a que nuestras células sean más vulnerables al mismo.
Semanas después, luego de regresar de una fiesta con una bolsa de dulces de la piñata, mi hijo de 4 años pidió comerse el cuarto dulce del día, al cual mi hijo de 7 años respondió – “¡no puedes comer más dulces, vas a morir de cáncer!” esto claro nos pareció bastante gracioso, pero lo que más nos sorprendió fue la respuesta de nuestro hijo de 4 años – bueno-dijo él- “¡si me muero pues eso es mejor porque ya conocería a Jesus!”.
¡Que gran enseñanza nos dio ese día! El esta consiente que lo mejor que puede pasar es ver a Jesus cara a cara, no tiene miedo a la muerte, y en su inocencia más pura concuerda con lo que Pablo nos dice en Filipenses 1:21,23:
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. …teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;
Definitivamente lo mejor que nos puede pasar es estar con Él eternamente, pero nuestra mente terrenal o nuestra mente de adulto piensa en tantas cosas. Evidentemente ha cambiado nuestro enfoque, la ansiedad y temor a lo desconocido muchas veces nos distrae de lo que realmente nos espera.
Deberíamos estar deseosos de conocerle cara a cara, deberíamos estar alerta en amarle y servirle mientras estamos con vida, pero siempre añorando nuestro encuentro. Lamentable caemos en la trampa de ocuparnos en Su obra aquí en la tierra, en el servicio y en otras cosas que no tienen comparación con su presencia. Porque, siendo sinceras, ¿cuántas veces al día pensamos en nuestro encuentro con Jesús? ¿Una vez al día? ¿A la semana? ¿Lo añoramos del todo? ¿Lo pensamos e imaginamos del todo?
Tiempo atrás escuche una canción titulada “El cielo es Jesus”, y habla de cómo con solo estar orando de rodillas con Jesús es estar viviendo el cielo constantemente. Podemos caer en la trampa de no deleitarnos en Él mientras estamos aquí en este mundo; pero cuando estamos en su presencia en oración y meditación estamos disfrutando un poco de ese cielo acá en la tierra y nuevamente como dijo el apóstol Pablo eso es muchísimo mejor.
Así que no dejemos que nuestro pecado o el enemigo nos hagan perder de vista este maravilloso regalo que tenemos; el estar con Jesus. No dejamos de añorar y soñar con ver a Jesús cara a cara.