Vivimos en un mundo donde el pecado y la maldad habitan; la violencia, el descontento, la rebeldía, el desamor, naciones enfrentadas, abusos sexuales, pobreza alrededor del mundo son el menú en los noticieros y en muchas ocasiones la gente se pregunta y donde esta Dios.
Para el no creyente es difícil entender que Dios estuvo y esta en control de todo, como dice 1 Corintios 2:14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”
¿Cómo reaccionamos los creyentes cuando vemos todo lo que pasa en el mundo y aun en nuestro círculo familiar? Dios es Omnisciente y no hay nada que pase en nuestras vidas que Él no sepa.
Salmo 34:17-18 “Claman los justos, y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.”
Hace unos meses me entere de algo muy fuerte y doloroso, por un instante le pregunte a mi Señor ¿por qué?; el dolor era tan fuerte que no lo soportaba mi corazón, mi cabeza iba a explotar de tantas preguntas; pero mi grande y amoroso Padre Celestial que me consoló, me abrazo en esos momentos Mateo 5:4 “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” Y me llevo a perdonar aun cuando no me lo hayan pedido.
Salmo 25:5 “Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día.”
Esa era mi petición, no quería ofenderlo con mis sentimientos carnales (dolor, tristeza y enojo), le pedía que me guíe en Su verdad, que me revele Su propósito en mi vida y la de mi familia. Mi Señor sabía que yo necesitaba recordar que es un Dios de esperanza que llena de gozo y paz cuando creemos en El; en mi angustia lo invoque y El me respondió poniendo paz en mi corazón y cambiando mi lamento en baile. Me llevo al libro de Job postrándome en oración y adoración ante Él. Me recordó que sus pensamientos acerca de nosotros son de paz y no de mal.
La paz y el gozo que siento ahora provienen de Él, de Su amor, de Su fidelidad. Me hizo entender que nunca nos desamparo, El guardo mi alma en cada instante. Dios no hizo oídos sordos ante mis lagrimas al contrario se revelo a través de su Espíritu cómo solo Él puede hacerlo, reafirmo Su esencia y naturaleza a través de Su Palabra una vez más. El “hubiera” no existe en el vocablo cristiano, Dios es Soberano y sus tiempos son perfectos; cuando abrazamos su Soberanía Su paz nos llena y conforta en momentos dolorosos.
2 Corintios 1: 3-4 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.”
En momentos difíciles recordemos que no estamos solas, tenemos a nuestro Consolador que nos guía en el proceso. En la angustia nos olvidamos de preguntarle qué quiere El de nosotras a través de esa circunstancia. Recordemos que nuestro Señor vino para que tengamos vida en abundancia, y para eso tiene que revelarnos lo que está impidiéndolo.
Mis amadas hermanas, que cada prueba que pasemos sea para acercarnos más a nuestro Señor y Salvador, arraigadas siempre a nuestra Roca; recordemos que Él va delante de nosotras, nunca nos dejara ni desamparara.